viernes, 29 de noviembre de 2013

LA SOCIEDAD FUTURA por Jean Grave: La lucha contra la naturaleza y el auxilio mutuo. 3ª Parte


I
nteresante análisis de Jean Grave sobre la sociedad futura que estamos construyendo, propuesto por nuestro blogger Valerio Tobaldo para la RED

“…Bastaría que los hombres se entendiesen y concertasen entre sí, para hallar en estos mismos trabajos la recompensa de sus esfuerzos, la solidaridad en vez de la lucha; y la humanidad se libraría de esa miseria que nos dicen ser inevitable, cuando sólo es fruto de la rapiña de unos y de la imbecilidad de los demás en aguantarla…”
3ª Parte

LA SOCIEDAD FUTURA  por Jean Grave: La lucha contra la naturaleza y el auxilio mutuo
¿Es preciso citar las medidas sanitarias contra las epidemias, ineficaces hoy por tomarse aisladamente, pero que tomadas en común detendrían en sus comienzos el azote?
Según se ve, basta enunciar los trabajos que faltan por hacer a las generaciones futuras, y los cuales harían habitable toda la superficie de la tierra y productiva allí donde es estéril, para comprender que esa escasez de víveres, de que tanto hablan los economistas, lejos de ser un motivo para que la sociedad capitalista se eternice, es su condenación más formal, puesto que su mala organización es lo que condena a millones de hombres a trabajos negativos, cuando tantas labores productivas solicitan el empleo de nuestra actividad. Bastaría que los hombres se entendiesen y concertasen entre sí, para hallar en estos mismos trabajos la recompensa de sus esfuerzos, la solidaridad en vez de la lucha; y la humanidad se libraría de esa miseria que nos dicen ser inevitable, cuando sólo es fruto de la rapiña de unos y de la imbecilidad de los demás en aguantarla.
Para terminar acerca de lo que acabamos de decir, citaremos este pasaje de un autor nada sospechoso de revolucionario, ni de subversivo; pero que, conmovido por el amor a la verdad, se complace en proclamarla con frases llenas de emoción, tal vez guiado sólo por el sentimentalismo. Pero después de todo, el sentimentalismo es bueno en sí, cuando no se aparta de la verdad y de la lógica:
“Hoy el más fuerte, el más rico, el de posición más alta, el más sabio, ejercen un imperio casi absoluto sobre el débil, el ignorante, el hombre de las clases inferiores, y les parece naturalísimo explotar en provecho suyo personal las fuerzas de estos últimos. La sociedad entera debe necesariamente sufrir los malos efectos de tal estado de cosas y comprender que valdría más ver a todos los individuos concertando sus esfuerzos, sosteniéndose uno a otro, tender al mismo fin, que consiste en desprenderse del yugo de las fuerzas naturales, en vez de emplear sus mejores energías en destruirse y explotarse mutuamente. Debe subsistir la rivalidad, tan útil en sí, pero despojándose de la antigua y ruda forma guerrera y exterminadora de la lucha por la vida, adoptando la forma noble y verdaderamente humana de una competencia que tenga por objeto el interés general. En otros términos: en vez de la lucha por la vida individual, la lucha por la vida de todos juntos; en vez del odio general, el amor universal. Conforme progresa el hombre por este camino, más se aleja de su pasado brutal, de su subordinación a las fuerzas naturales y a sus inexorables leyes, para acercarse al desarrollo ideal de la humanidad. Por esta senda volverá el hombre a encontrar aquel paraíso cuyo fantasma flotaba en la imaginación de los más antiguos pueblos, paraíso del cual fue arrojado el hombre a causa del pecado, según la leyenda. Con la diferencia de que el paraíso futuro no es imaginario, sino real; no está en el origen sino al fin de la evolución humana; no es un don de un dios, sino resultado del trabajo, del hombre y de la humanidad. (Büchner, El Hombre según la Ciencia, págs. 210-211; un tomo, edición Reinwald).

Y nosotros añadiremos:

Paraíso en el que no se permitirá entrar a los trabajadores hasta que no hayan comprendido que no son sus amos los que les han de abrir las puertas; paraíso que no podrán habitar hasta que tengan suficiente energía para conquistarlo y para saltar por encima de los que le impiden la entrada.



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