jueves, 26 de diciembre de 2013

LOS MONTICELLI DE RIMINI (Segunda Parte)


Los MONTICELLI de Rimini: Homenaje a mi querida “Nonna Rosa” (Segunda Parte)
La difícil vida de los inmigrantes que llegaban a Argentina, especialmente los italianos
Por Valerio TOBALDO

La muerte de nuestra querida Nonna, que era el vinculo  que mantenía unida   a toda la familia, no desapareció, sino que siguió siendo tan fuerte como asiduo nuestro trato familiar;  como si ella estuviera siempre presente tal que nuestro Ángel Tutelar estimulando nuestra conexión familiar. Eran tan grandes los acontecimientos y vivencias con esa mujer tan pequeña físicamente y tan grande espiritualmente , que no podíamos  olvidar, sus descendientes esa inmensa familia que ella no solo cimentó con ejemplos de vida , sino también con ejemplos familiares , que hasta  el día de hoy , siempre que nos reunimos , la palabra Nonna y el va “bene… va bene …” de una manera  u otra , resuena en nuestros oídos.
Bien por el contrario, con ella no desapareció la familia, sino que se multiplicó entre nietos, bisnietos, tataranietos, y  chosnos.
Como ya  quedó bien claro, ella sufrió la muerte en carne propia  de 11 hijos   , pero tuvo la dicha de poder asistir a los casamientos de sus 4 hijas mujeres y 4 hijos varones: María, Augusta, Natalina y Rosa y sus 4 hijos varones Guido, Domingo Alfredo y Humberto, así como llegó a conocer a todos sus nietos y a sus  muchos bisnietos que no pudo conocer  visualmente dada su ceguera, pero  Dios le dio la dicha de poderlos tener en sus brazos.
Cuando nacía un nieto o bisnieto era una obligación familiar levárselo a la Nonna, lo no era difícil porque la familia aún no se había dispersado y todos seguíamos viviendo en Canals, Monte Maíz o en zonas y pueblos vecinos, como Isla Verde.
Hete aquí su familia compuesta por  hijos, nietos y bisnietos, tataranietos y chosnos ( no menciono aquí los tataranietos y chosnos porque ignoro sus nombres pero sé que existen)
HIJAS MUJERES
1.      MARÍA ANA MONTICELLI se casa con Cayetano Tobaldo y tienen siete hijos Valerio, Adolfo, Edin,  Elsa,  Etelvina, Omar y Hugo
*      Valerio se casa con Marta Sastre y tienen 4 hijos Patricia Marta María Luján, Daniel José Valerio, Gustavo Fabián Martín y Claudia Valeria María del Lourdes
*      Adolfo se casa con Antonia González y tienen 3 hijos, Juan Carlos, Miguel Ángel y Luís María
*      Edin se casa con Genoveva Primomo y tienen dos hijos: Juan Antonio y Gerardo. Edin queda viudo y se casa en segunda nupcias con Norma Ceballos y no tiene hijos.
*      Elsa Se casa con Rafael Ferrer, tiene dos hijos Carlos y Jorge y una hija del corazón,  Norma.
*      Omar se casa con Alicia Soldevilla y tiene una hija, María Angélica
*      Etelvina se casa com Lorenzo Osta y tienen dos hijos: Oscar y Marta,
*      Hugo se casa con Nilda Gilleta y tienen 2 hijos, Marcelo y Jorge.


2.      AUGUSTA MONTICELLI se casa con Antonio Faltracco y tiene 9 hijos: Rosa, Cayetano, Osvaldo Uldérico ,  Hector ,  Gladys, Aldo , Marta y Emilia.
*      Rosa se casa con Cesar Mascan y no tiene hijos
*      Cayetano se casa Con Eva Quinteros y tienen 3 hijos Luís, Jorge y Manuela,
*      Osvaldo se casa con Celsa Alarcón y tienen 3 hijos, Daniel, Jorge y  Liliana
*      Uldérico se casa con Olga Frey y tiene un hijo Gerrman
*      Héctor se casa con Angela Giampinto y tienen 3 hijos Sandra, Alicia y       Paola.
*      Gladys se casa con Ricardo Vicentín y y tiene 2 hijos Miriam y Lorena
*      Aldo se casa con Antonia Zaragoza y tienen 3 hijos, Sonia, María Angélica y Mercedes.
*      Marta  se casa con Francisco De Zeta y tienen 4 hijos, Analía, Walter, Marino y Horacio.
*      Emilia se casa con Roberto Martínez y tienen 3 hijos , Andrea, María, Emilia y Andrés

3.      NATALINA MONTICELLI  casada con  Ambrosio Catelli, tiene 4 hijas, Hilda, Elsa, Norma y Leonor,
*      Hilda se casa con Juan Carlo Salvarese y tiene 2 hija, Solvana y Susana
*      Elsa se casa con Osvaldo Vicenzini y tienen 3 hijas  Silvia, María Cristina y Carolina,
*      Norma se casa con Julio Sicardi y tienen 3 hijos Mariano, Juliana ,Fernando
*      Leonor se casa con Miguel Traversa y tiene 3 hijos Pablo, Natalia y Evangelina

4. ROSA MONTICELLI se casa con Franisco Mut y tiene dos hijos  Domingo y Ángela
*      Domingo se casa con María Ester D’Angelo y tienen 3 hijos María Paula, Luciano y Florencia
*      Ángela se casa con Ángel Pereyra y tienen 2 hijas Carina y Paola.

HIJOS VARONES (Vivos. No menciono tataranietos y chosnos porque ignoro sus nombres)

1. GUIDO MONTICELLI se casa con Esilda Coronel y tiene tres  hijas, Haydee, Elba y Olga
*      Haydee se casa con Alberto de la Rosa y tienen 2 hijos, Gabriel y Juan Manuel
*      Elba casa con Aldo Rimonda y tienen 3 hijos Andrea, Favio y Lorena
*      Olga se casa con Emilio Cristino y tienen 2 hijos María Alejandra y María Eugenia

2. DOMINGO MONTICELLI se casa con Cecilia Cañín y tienen 2 hijos Adolfo y Lidia
*      Adolfo se casa con Norma Ripol y tienen 3 hijos, Gustavo, Patricia y Julieta
*      Lidia se casa con Hugo Poñante y tienen 2 hijos, Diego y Daniel

3. ALBERTO MONTICELLI se casa con Ana Cañín y tienen 3 hijos, Osvaldo  María Inés y Mercedes
*      Osvaldo se casa con Gisela Lucher y tienen  3 hijos, Guillermo, Santiago y   Sebastián  
*      María Inés se casa con Miguel Ciciliani y tiene tres hijos Valeria, Carolina y Juliana,
*      Mercedes se casa con Edgat’rdi Cierco y tienen 3 hijos Gilda, Gretel y Graciela,

4. HUMBERTO MONTICELLI   se casa con Norma Sein y tienen 2 hijas,  Mónica y Vilma,
*      Mónica se casa con Carlos Hernández y tiene tres hijos Carlos Roxana y María
*      Vilma se casa con Pedro Peralta y tienen y tiene 4 hijos Cristina, Vanesa ,Lucas y Brenda
*       
Resumiendo, cuando nuestra Nonna muere tenía 3 hijos vivos, de los 14 que había traído al mundo,  32 nietos y 19 bisnietos. Algo para resaltar que de los 32 nietos, 16 pertenecen a dos familias Tobaldo Monticelli 7 nietos, 9 nietos Faltraco Monticelli.
Estos datos son hasta el día de  la muerte de la Nonna. A partir de esa fecha ya no nacieron más nietos. En cuantos a los bisnietos se contabilizaron 22 hasta su muerte. .
Hoy el Matrimonio de nuestro Nonno Domenico Monticelli y nuestra Nonna Rosa Bianchi está compuesta por: 1 hija, 32 nietos, 67 bisnietos y 22 tataranietos y 11 chosnos TOTAL 133 DESCENDIENTES vivos.
Tengo entendido que este año nacieron algunos bisnietos, tataranietos  y chosnos, pero no tengo la cantidad ni los nombres, por lo tanto no los tomo en cuenta en el presente trabajo.
Que   hermosa corona Dios puso sobre la cabeza de nuestra  querida Nonna Rosa  con esa cantidad  de perlas engarzada que somos su hija, sus  nietos, bisnietos, tataranietos y chosnos. Cinco  generaciones que se iniciaron en 1904, entre el primer viaje a Argentina y segundo viaje en 1912. Cimentó esta extraordinaria obra familiar mientras deambulaba por nuestras pampas argentinas en busca de un lugar definitivo donde asentarse, no exenta de sufrimientos e hijos paridos, algunos en circunstancias difíciles. Encontró finalmente su lugar en el pueblo de Monte Maíz, “la cuna de nuestra familia MONTICELLI en Argentina”   Sus hijos fueron siempre peones de Campos y algunos empleados en Fábricas metalúrgicas, pero en sus descendientes encontramos amas de hogar , verdaderos .ángeles de la familia, Constructores, Encargados de Campos, Mayordomos, Asesores de Campos, Chacareros, Artistas plásticos, Profesores de lenguas, Escritores,  Comerciantes, Modistas , Docentes, Geólogos, Martilleros Públicos, Técnicos Electromecánicos, Analistas de Sistema, Sociólogos ,Ingeniero Civil, Traductores de Inglés, Doctora en Ciencias  biológicas ,Periodistas, Arquitectos, Contratista Rural, Diseñador Gráfico, Secretarias ejecutivas, Psicopedagogas, Piloto de la fuerza Área , Azafata y muchas actividades más.
¿Una pregunta que siempre me he hecho? Fuera de los matrimonios y bautismos nunca asistía a la Iglesia. Pero estoy seguro de su religiosidad por la manera en que aceptaba sin hacer comentarios todo lo que Dios le enviaba fuera bueno o malo. Nunca se quejaba de nada. A todos les decía que en la vida se tenían momentos buenos y momentos malos y cuando a ella se le preguntaba como le iba siempre respondía  “VA BENE… VA BENE”

Por Valerio Tobaldo Monticelli
   


martes, 24 de diciembre de 2013

LOS MONTICELLI DE RIMINI: Homenaje a mi querida "Nonna Rosa"


Los MONTICELLI de Rimini: Homenaje a mi querida “Nonna Rosa”
La difícil vida de los inmigrantes que llegaban a Argentina, especialmente los italianos
Por Valerio TOBALDO MONTICELLI

Tanto por parte paterna, como por rama materna pertenezco a ese aluvión de inmigrantes de italianos que llegaban con un baúl lleno de ilusiones, pero sin una lira en el bolsillo,  con las certeza de  que esta bendita tierra, iba a ser  su refugio, tanto para ellos como para el porvenir de sus hijos;  y por otra parte ayudar a los familiares que quedaban en su querida Italia , cuya bandera tricolor veían brillar sobre el  horizonte cada día con el sol naciente. Argentina le ofrecía todo, pero no le regalaba nada, ese todo lo debían conseguir con sus esfuerzos,
Como ya he publicado mi línea paterna, ahora le toca a mis raíces maternas.  Empezando por los que nacieron en Italia y donde reposan sus huesos y siguiendo por los que llegaron a Argentina y legaron una descendencia.
MIS RAICES POR PARTE DE MI ABUELO PATERNO:
Mis Bisabuelo :  Domizio Monticelli , Nacido en Rimini en el año1842
                           Margerita Arcangelli , Nacida en  Rimini en el año 1853
MIS RAICES POR PARTE DE MIS ABUELOS MATERNOS.
Mis Bisabuelos : Giosue Bianchi Nacido en Rimini en el año 1860
                            Domenica Galli , Nacida en S Giovanni en el año 1863,
MIS ABUELOS : Domingo Monticelli nacido el 20 de de Julio de 1879
                              Rosa Bianchi nacida en Rimini el 10 de Abril de 1886
Casados en Rimini el día  19 de Septiembre de 1903 , Acta Número 220/1,
Mi abuelo tenía 24 años y mi abuela 17 años,
El Padre de mi abuelo había muerto en un accidente cuando el era muy joven y a mi abuela se le había muerto la madre cuando ella nació.
Mi abuela era una mujer muy menudita, de cabellos muy rubios, ojos claros, de cabellos muy largos que  los peinaba en forma de rodete sujeto con unas hebillas grandes, costumbre que lo hizo a lo largo de toda  su vida
Mi abuelo era una persona muy seria, no sabía leer ni escribir .Los nietos muy poco sabemos de él ya que falleció el mismo año que nací, y soy el mayor de los nietos. Lo que sabemos es lo contado por nuestra abuela.
En el año 1904, no teniendo aún hijos, deciden emigrar  a América “para probar suerte”, como se decía entonces, y acompañados de varios parientes se embarcan en Génova. All llegar a Argentina se instalan cerca de Berabebú  en la Provincia de Santa Fé.
Su trabajo como agricultor, y sus pocos recursos les procuraba una vida  modesta, tanto  en sus alimentos como  moderados en sus bebidas; no obstante ser trabajadores infatigables, carecían de previsión y de la capacidad para organizar y diversificar sus labores rurales, a tal punto que cuando no se presentaba un trabajo urgente practicaban  la ociosidad total.
Mis abuelos, como la mayoría eran colonos y no chacareros. La diferencia entre ambos es que los llamados chacareros  se instalaron en tierras que  arrendaban y trabajaban por su propia cuenta, ocupaban a familias a fin de que los ayudaran en los trabajos, y a estos se les llamaban colonos, que muchos con el tiempo llegaron a ser chacareros. A mis abuelos las cosas no le iban bien, aunque el trabajo no les faltaba, ese sistema de vida no terminaba de convencerlos para lo que ellos habían venido  a buscar en América; pronto se dieron cuenta que aquello no era el fiel  retrato que  les habían pintado en Italia.
En Argentina tuvieron un hijo  a quién llamaron  Domingo y que falleció a los ocho meses. Este acontecimiento junto al hecho de no poder adaptarse a esta nueva  vida, determinó su regreso  a Italia en el año 1907.
Instalados nuevamente en Rimini, las cosas se ponían cada día más difíciles  y optaron por retornar a Argentina durante 1913.
Cuando se embarcaron nuevamente en Génova,  en el buque Ana Regina, ya tenían una familia con 4 hijos. María (mi madre) de 5 años, Guido Primero de 4 años, Elvira primera de 3 años y  Augusta de tan solo de 2 meses

A fin de poder hacer un trabajo más o menos claro, creo que es conveniente dividir este trabajo en cuatro partes
1) Introducción: La historia de su primer viaje a Argentina
2) Su itinerario buscando ubicación en el segundo viaje
3) La composición de su familia
4) Comentarios


Itinerario :
Al llegar en su segundo viaje con otra familia, primos de mi Abuelo se instalaron en Río Cuarto, y se  emplearon como colonos. Durante los primeros tiempos debieron de sufrir mucho ya que muy a menudo fueron cambiando de patrones (los cuales eran siempre chacareros) Hasta que se ubicaron finalmente cerca de Las Acequias, Provincia de Córdoba. Nos contaba nuestra “Nonna” que las mudanzas las hacían  en una chata, transportando sus muebles, sus enseres y sus “prole”; por lo visto eran agotadores ya que  debían sufrir los calores del verano y los fríos del invierno, sin ningún resguardo. 
 Como decía, luego de un tiempo se instalaron definitivamente en Las  Acequias,  ya explotando una chacra propia que la trabajaron durante un largo tiempo, hasta que debido a un juicio del dueño de las tierras, que por diferencias  en las liquidaciones de la producción, deciden dejar este sistema de vida y afincarse definitivamente en el pueblo de Monte Maíz, en la provincia de Córdoba.  De esta manera sus hijos menores podían ir al colegio y los mayores a trabajar como peones en el Campo; quedando en el pueblo mis abuelos, que gozaban de una merecida vida con más  comodidades, ya que a esa altura se sentían  cansados y curtidos por tantos sufrimientos en lo físico y en lo espiritual.
Desde ahora los llamaré “Mis Nonos”. Ellos ya habían  pagado su derecho de piso y era hora que sus hijos comenzaran nuevas etapas para ir logrando un porvenir, que felizmente se hizo realidad cuando pudieron instalarse en la seguridad y dejar de ser  una familia nómada. Había sido tan duro su peregrinar que su hijo Alfredo nació debajo de la chata que los trasladaban de una chacra a la otra. Mi Nonna, siempre optimista, decía que su viaje a Argentina fue, a pesar de sus sufrimientos, una elección muy acertada, El tiempo le dio la razón, ya que los ocho hijos vivos que le quedaban ( algunos murieron muy jóvenes)  se casaron, pudieron hacer estudiar a sus hijos y aunque algunos se dedicaron al Campo , ya lo hicieron de manera muy diferente a lo que había sido su vida anterior. 
El 15 de Agosto de 1928 muere mi Nono Domingo a los 47 años, dejando a la Nonna Rosa de 40 años de edad y con 8 hijos vivos.  .
-
A pesar de haber quedado viuda tan joven mí Nonna fue una madre muy prolífera, pero la muerte de sus hijos la marcaron a fuego y supo sobrellevar su dolor y criar a los que le quedaron vivos con sacrificios.
Al enfermarse mi madre, ella, mi tía Rosa y mi Tío Guido se van a vivir a Canals, en la provincia de Córdoba, para cuidar a mis hermanos y a mi madre hasta su muerte, a la temprana edad de 36 años. Luego continuaron viviendo en Canals hasta el casamiento de mi tía Rosa y mi tío Guido y nuevamente regresó a Monte Maíz a la casa de su hija Natalina hasta su muerte.

LA COMPOSICIÓN DE LA FAMILIA
Mis Nonos tuvieron 14 hijos  que paso a detallar
En 1905 nace Domingo su primer hijo que muere a los 8   meses
En 1808 nace María, mi madre, en Italia que muere a los 36 años
En 1910 nace Guido 1 que muere a los 4 años
En 1911 nace Elvira 1 que muere a los 3 años
En 1913 nace Augusta que muere a los 93 años
En 1915 nace Guido 2 que muere a los 76 años
En 1916 nace Dionisio que muere a los 4 años
En 1917 nace Elvira 2 que  muere  a los 40 días
En 1919 nace Natalina que muere a los 61 años
En 1920 nace Domingo que muere a los 48 años
En 1922 nace Alfredo que muere a los 52  años.
En 1924 nace Emilia que muere a los 15 meses
En 1925 nace Rosa (que es la única sobreviviente de los hijos, que hoy tiene 88 años.)
En 1927 nace Humbero que muere a los 41 años
En 1911, en una sola noche se les mueren dos hijos Guido Primero de 4 años y Elvira Primera de tres años, y a un prima, días después se le mueren tres hijos en dos días. Todos los niños muertos sufrían de fiebres muy altas y los llevaron a un médico de Río Cuarto, quién además de unos remedios, para bajar la fiebre les dijo que les dieran baños de agua fría. Parece que los niños estaba incubando el sarampión y entre los medicamentos y los baños murieron los cinco . Mi madre María y mi tía Augusta se salvaron porque en aquel momento no tenían síntomas y además no le suministraron los remedios que el médico les aconsejó que lo hicieran.
Mi Nona fallece el día 23 de Octubre de 1978 a los 92 años de edad. Cuando ella muere le sobreviven su hijo Guido Segundo y dos  2  hijas, Augusta y Rosa Guido Segundo muere en 1991 a los 76 años, Augusta muere en el año 2006 a los 93 años   y Rosa aun vive con 88 años de edad.
Como podrán apreciar el gran dolor de nuestra Nonna  Rosa que vio morir a once  de sus catorce hijos.
Sus hijos le dejaron 32 nietos

COMENTARIOS
La Nona Rosa quedó ciega a los 40 años debido a una operación de cataratas, sin embargo, siguió viviendo y sobrellevando ese peso con entereza y haciendo todas sus tareas domésticas que le permitía su ceguera. Por ejemplo, eran famosos los tallarines de la Nonna Rosa. Hacía el pan para la familia, tejía zoquetes para dormir a sus nietos y cada rato llamaba a alguno a ver si se le había caído  algún punto. Hilaba lana con su huso. Nadie podía entender como en un cuerpo tan chico y con su ceguera pudiera hacer  tantas cosas durante tantos años. Pasó de esta vida a la eternidad con la misma tranquilidad y sin sufrimientos y sin que nadie se diera cuenta. No despertó de su último sueño;  creemos que este premio se lo dio Dios por lo mucho que había sufrido en su vida,  
Tenía un don de ubicación  muy importante. Cuando llegaba a la casa de algún hijo, lo primero que les pedía era que le hicieran recorrer toda la casa, especialmente el baño, y luego ella sola tocando los muebles o las paredes la recorría sin que le ayudaran. También captaba con mucha facilidad  la voz de cada uno de sus familiares o amigos de las familias que la visitaban cuando ella estaba. A nosotros sus nietos aunque, pasara mucho tiempo en ir a verla al saludarla ya nos conocía, y como era muy menudita levantaba la mano, nos tocaba la cabeza y nos decía “cuanto creciste” o “estás igual que la última vez que viniste”
Desde la muerte de su esposo llevó el luto durante toda su vida, Vestía vestido negro a media pierna, delantal negro, y durante invierno y verano zapatos y medias negras
Era una italiana, que recordaba siempre a su Rimini querido, y con mi padre (su yerno) hablaban siempre en italiano (eso decían ellos) pero no sé como  se entendían ya que sus dialectos eran completamente distintos.
Entre Canals y Monte Maíz había una distancia de 12 leguas, y recuerdo los viajes en Sulki con La Nonna y un tío. Salíamos  a las 4 de la mañana, almorzábamos  y el caballo descansaba en la Estancia San Carlos ( mitad del camino ) y llagábamos a destino al oscurecer . Todos los nietos nos peleábamos para acompañar a la Nonna en esos viajes, porque para nosotros aquello era una suerte de aventura.
Cuando éramos muy chicos y vivíamos en Canals, todas las navidades mi padre conseguía que los patrones le prestarán una camionetita y nos íbamos a festejar con La Nonna y demás familiares las fiestas de Navidad, Mi madre llevaba los pan dulces hechos por ella en el horno de casa. Otro tío llevaba un lechón asado y así todos colaboraban con algo. Ninguno queríamos  separarnos de la Nonna, que nos contaba como ella había vivido en Italia. Nos contaba cuando iban al río a lavar la ropa. Los bailes en casas de familia, que ella había sido muy buena bailarina y que mi madre había heredado de ella la forma de bailar la Polka y la Mazurca;  todos la escuchábamos  embobados. Nos contaba los viajes en chata de una chacra a la otra ya en Argentina, No decía que  cuando vivían lejos de algún pueblo, ella misma les enseñaba a sus hijos a leer y escribir, Hablaba muy mezclado el castellano con el italiano,  con esa tonada gringa, y siempre cuando uno le preguntaba como le iba respondía “va bene…va bene…”
Los problemas de sus hijos se convertían en sus propios problemas y los ayudaba en lo que `podía. Por sus nietos sentía adoración y nosotros por ella lo mismo. Cuando estábamos  con ella vivíamos  colgados de sus polleras.
Todos sus vecinos la querían ya que era de una simpatía que cautivaba y a todo le encontraba solución. .  .
Cuando aún podía moverse se bañaba sola y solo cuando ya fue muy viejita, pedía que la ayudaran.
Una anécdota:  Después que la Nonna quedó ciega y viuda recibió a diario, durante mucho tiempo, la carne, el pan y algunos alimentos que alguien le mandaba, pero  nunca se supo quién era el benefactor.
Podría seguir narrando mucho de mi Nonna, aunque mi verdadera intención  es resaltar cuan difícil fue, lo que antaño se decía “Venir a hacer las América”. No obstante quemarse al tórrido sol sus espaldas, fueron sembrando semilla tras semilla, y que luego Dios se encargó de multiplicar por mil, dando al mundo entero la posibilidad de tener su propio pan.
Devolvieron con creces lo que este país puso en sus manos, y hoy este agradecimiento sigue en nosotros porque por ellos nacimos en esta Patria abierta a todo el mundo.
¡Muchas gracias  Nonno! ¡Muchas gracias Nona!  En un tiempo lejano para algunos y para otros no tanto, nos juntaremos en el cielo para que nos sigas contando, querida Nona cuentos de tu niñez, tus juegos en el colegio, y cuantas cosas más…….Queridos Nonos que Dios los haya premiado con la gloria del cielo…..

POR VALERIO TOBALDO MONTICELLI


sábado, 21 de diciembre de 2013

RECORDÁNDOTA MAMÁ



Serie: TESTIMONIOS DE VIDA DE NUESTRO INMIGRANTES ITALIANOS “Recordándote Mamá” por una de nuestras integrantes de la RED, Marta Helena Pastore de Ginestet.

RECORDÁNDOTE MAMÁ
Por Marta Pastore

Recuerdo toda tu vida. Esa que empezaste a contarme desde mi infancia y que llevo grabada muy dentro de mí; nos gustaba tanto escucharte.
Aunque no lo creas, Mamá, vos tuviste una hermosa historia de vida. Todo lo que nos contaste a nosotros, tus hijos. Aunque pasaran muchos años, todo aquello quedó grabado dentro de cada uno de nosotros.
Recuerdo en las noches de invierno, alrededor de la cocina de leña, te decíamos “vamos Mamá, contanos otra vez la historia de tu vida” en Italia y en Suiza. Era tan linda que no nos cansábamos de escucharla.
Desde tu nacimiento en Brescia, y la muerte lamentable de tu madre Lucía Andreis y tus cinco hermanas en la epidemia de Tifus, tu desandabas por la vida, que fue dura, ya que lo único que te quedaba era el “Nonno Roberti”
Pero mirá, Mamá, creo que Dios puso su mano sobre vos “¿Ahora que hago con esta pequeña?” Se habrá preguntado el Señor. Y lo pensó bien, iluminó al Nonno que te llevó a Suiza por intermedio del Consulado Italiano, que según vos, fue una de las cosas más hermosas que te pasó en la vida. Aunque aquello tuvo un costo: alejarte de tu padre, que estaba a punto de emigrar a la Argentina.
De lo que más te acordabas del convento en Suiza, era de la monja de la cocina, que te juntaba crema de leche para que comieras cuando bajabas a la mañana; de cuando te deslizabas por la baranda de la escalera desde el segundo piso, lo que te costó una severa penitencia más de una vez por parte de la Superiora, quién como vos decías, era muy severa o, quizá vos, muy traviesa, Mamá.
Los ojos se iluminaban cuando contabas que ibas a practicar trineo y otros deportes de nieve en el Cantón  San Galen, o cuando las llevaban a ver las cascadas del Rhin, oel monumento a Guillermo Tell, héroe de la Literatura Suiza, según las religiosas, o a escuchar Opera y Música Vienesa a Zurich. O cuando visitaban los edificios en Ginebra, donde te llamaba la atención los tantos relojes que colgaban  de las fachadas y había en las calles.
Esto no debería recordarlo, pero es parte de tu historia, Madre: fue tu alejamiento de Suiza. Esa Suiza que te dejó bien grabado el casamiento del Emperador Francisco José de Hamburgo con la Emperatriz Elizabeth, que era una de las mujeres más bellas que habían visto, y que ustedes, las alumnas, habían sido Guardia de Honor, ya que los Emperadores se casaron en tu colegio.
Luego viene tu emigración a la Argentina en el Vapor Regina Helena. Llegaste a Argentina seis meses antes de tu casamiento con Pietro Agostino Pastori, quien se convertiría en el padre de tus 9 hijos. Entre ellos, yo. Viste Mamá, la vida te premió, me tuviste a mi.
Aquí, Mamá, se te terminó “la bella vita”. Te casaste, tuviste 9 hijos. Trabajabas de sol a sol en el vivero de tu padre, el Nonno  Roberti, y te diste el lujo de criarnos a todos.
Para tu alegría, Mamá, tuviste 20 nietos y un montón de bisnietos. Claro, algunas hijas y nietas fuimos “reproductoras”, tuvimos de a dos.
Cuanto me gustaría tenerte todavía aquí, Mamá. Pero estás tan dentro mío, que nadie te podrá sacar jamás. Nos encontraremos en el más allá. Aún recuerdo ese gran amor que nos tuvimos siempre, y tus ojos azules que heredaron mis tres hijos para que no los olvidaras nunca.
Por siempre, hasta la eternidad…. Tu hija Marta.


LA NACION MAPUCHE Y EL IMPERIO ESPAÑOL


Serie: HISTORIA Y SOCIEDAD “La Nación Mapuche Y El Imperio español”. Muy interesante reseña histórica recopilada por nuestro blogger Valerio Tobaldo para la RED

Documentado por:  Jorge Calbucura
Mapuche Documentation Center, Ñuke Mapu 
Reynaldo Mariqueo
Mapuche International Link

El 6 de enero de 1641; la nación Mapuche y el Imperio Español concertaron el tratado de Killín; mediante el cual el Imperio Español reconoció la autonomía territorial de la Nación Mapuche. Desde entonces y durante más de dos siglos se respetó el río Bio Bio como frontera natural y los territorios situados al sur de esta demarcación como territorio de la nación Mapuche en pleno ejercicio de su derecho de libre determinación.
Europa, septiembre de 2002
La Nación Mapuche esta situada en el llamado Cono Sur de América del Sur de los territorios que hoy ocupan los estados de Chile y Argentina. En Chile residen mayoritariamente en las provincias de Bío-Bío, Arauco, Malleco, Cautín, Valdivia, Osorno, Llanquihue y Chiloé. Como consecuencia del hacinamiento poblacional en las reservas indígenas; la mayoría de los mapuche residen en los grandes centros urbanos de Santiago, Concepción, Valparaíso, Temuco y Valdivia. En Argentina los mapuche residen en las provincias de Buenos Aires, La Pampa, Neuquén, Río Negro y Chubut.
En Argentina la población mapuche alcanza alrededor de doscientos cincuenta mil habitantes. En el último censo que se realizó en Chile en 1992 por el Instituto Nacional de Estadísticas, alrededor de un millón de los encuestados declararon identificarse como pertenecientes al pueblo Mapuche.
La nación mapuche se sitúa en un territorio histórico ancestral, el Wall-Mapu: Wall; universo, Mapu; tierra/territorio. Es en este espacio territorial en que se ordenan geográficamente las Identidades Territoriales Mapuche: Puel mapu: la tierra del este (Pampa y Patagonia de Argentina) espacio territorial de los puelche. Pikun mapu: la tierra del norte, espacio territorial de los pikunche. Willi mapu: la tierra del sur, espacio territorial de los williche. Pewen mapu: la tierra de los pewen (araucaria imbricata), espacio territorial de los pewenche. Lafken mapu: la tierra del mar, espacio territorial de los lafkenche. Nag mapu: la tierra de los llanos, espacio territorial de los nagche. Wente mapu: la tierra de los valles, espacio territorial de los wenteche. De acuerdo a su origen territorial los mapuche se autodefinen como: Puelche: gente del este; Pikunche: gente del norte; Williche: gente del sur; Pewenche: gente del pewen (araucaria imbricata); Lafkenche: gente del mar; Nagche: gente de los llanos; Wenteche: gente de los valles.
En el marco de la estructura de la Identidad Territorial Mapuche se reproduce la estructura política tradicional del pueblo Mapuche. Organizado en cuatro regiones geográficas o Meli wixan-mapu. Cada wixan-mapu esta integrado por aylla rewe (ocho departamentos) compuestos por comunidades, conocidas como lof.
El lof o comunidad, es representada por el/la Lonko que constituye la cabeza del conjunto de autoridades que tradicionalmente ha regido los destinos de la comunidad, en el cual se incluye la/el: machi (guía espiritual, medico); Werrken (portavoz, embajador, mensajero); Ngenpin (fiscal, maestro de ceremonia, memoria colectiva e historiador) y Ñidol (educadores de las leyes y código de practica). Al conjunto de los miembros del meli wixan-mapu les corresponde ceñirse a los dictámenes emanados del Ad-mapu o código de practica, el cual regula y sanciona su comportamiento y responsabilidad ante la comunidad.
A pesar de los esfuerzos asimilacionistas fomentada por la sociedad mayoritaria; el pueblo Mapuche ha logrado preservar su idioma (mapudugun), su religión y la estructura político - social que regula el funcionamiento de las reservas indígenas donde se ha visto forzado a vivir desde principio del siglo XX. La identidad de nación autónoma unida a la conciencia de ser parte de un acervo cultural histórico, espiritualidad diferente ha engendrado un movimiento político social que se nutre de aspiraciones comunes.
El 6 de enero de 1641; la nación Mapuche y el Imperio Español concertaron el tratado de Killín; mediante el cual el Imperio Español reconoció la autonomía territorial de la Nación Mapuche. Desde entonces y durante más de dos siglos se respetó el río Bio Bio como frontera natural y los territorios situados al sur de esta demarcación como territorio de la nación Mapuche en pleno ejercicio de su derecho de libre determinación.
Este hecho sin paralelo en la historia de los pueblos indígenas de Sudamericana fue el resultado del fracaso de la Corona Española por someter militarmente a la Nación Mapuche. La firma de este tratado de acuerdo al procedimiento y norma internacional así como otros subsecuentes 28 tratados a lo largo de dos siglos de relaciones diplomáticas otorgó a la nación Mapuche un lugar destacado en la historia de los Pueblos Indígenas de América del Sur. Siendo la primera y única nación indígena del continente, cuya soberanía y autonomía le fue jurídicamente reconocida.
Entre 1860-85, mediante una acción militar conjunta denominada "Pacificación de la Araucanía" por los militares chilenos y "Conquista del Desierto" por los argentinos, impunemente masacraron alrededor de cien mil mapuche. A lo que hay que agregar que las repúblicas de Chile y Argentina, -en una guerra no declarada-, incurrieron en una flagrante violación del derecho internacional al no respetar una frontera reconocida por una potencia internacional. Subsecuentemente, la ocupación militar del territorio de la nación Mapuche y la deportación de sus habitantes en reservas indígenas, testimonia un ultraje más del derecho internacional.
La confiscación del territorio y la internación forzada en reservas indígenas de la población mapuche sobreviviente de la guerra se ejecutó en el claro propósito de facilitar el exterminio físico y cultural del pueblo Mapuche. Durante décadas, miles de mapuche fueron proscritos y sus autoridades tradicionales perseguidas.
En los inicios de la década del 90, del siglo XX; al advenimiento del sistema democrático, en ambos países, es posible de constatar que la situación del pueblo Mapuche no ha cambiado substancialmente.
Hoy en día social y políticamente -en ambos países- sigue siendo un pueblo que sufre las consecuencias del sometimiento e imposición de políticas asimilacionistas. La política etnocida que los regímenes militares sistemáticamente aplicaron en contra los pueblos indígenas persiste, manifestándose en la violación de los derechos humanos y libertades fundamentales. Sistemáticamente se desconoce la vigencia de los convenios internacionales relacionados con la promoción y protección de los derechos de los pueblos indígenas. Que por lo demás, -vale destacar- no han sido ratificado por el estado chileno.
Sin embargo, tal como lo testimonia diversos medios de prensa el pueblo Mapuche crece, se fortalece y sigue con mas vigor que nunca exigiendo el respeto de sus derechos de pueblo, la devolución de su territorio, la justicia y libertad.



viernes, 20 de diciembre de 2013

EL BURRO QUE CAGABA PLATA





Serie: CUENTO “EL BURRO QUE CAGABA PLATA “ Otro cuento referido a nuestro personajes “Pedro Urdemales” que como su nombre lo indica siempre está “urdiendo trampas”. Rcopilado para la RED por nuestro blogger Valerio Tobaldo


EL BURRO QUE CAGABA PLATA

Una vez se encontró Pedro Urdemales un burro, y montando en él se fue donde un caballero muy rico y generoso que lo tomó a su servicio por un año, pagándole una moneda de oro cada mes.
Pedro Urdemales y su burro lo pasaron muy bien durante ese tiempo y engordaron bastante. Concluido el año, Pedro Urdemales, que no había necesitado gastar nada porque de todo se le daba en abundancia, se encontró con que había economizado doce hermosas monedas de oro, que cambió por muchas de plata, y no sabiendo dónde guardarlas, como lugar más seguro se las encajó al burro debajo de la cola.
Iba pasando Pedro por frente de los jardines del Rey, cuando el Rey lo divisa y le dice:
— Muy bonito tu burro, Pedro, ¿quién te lo ha prestado?
— El burro es mío, Su Majestad, y mi bueno me ha costado; y no es nada lo bonito, como otra gracia que tiene.
— ¿Y qué gracia es ésa?— preguntó el Rey.
— Va a verla Su Sacarrial Majestad, — le respondió Urdemales.
Y clavándole las espuelas al burro con toda su fuerza, del doler que le causara, le hizo largar una ventosidad y con ella salieron unas cuantas monedas de plata de las que había depositado en la parte consabida.
Pedro le dijo al Rey:
— Ya ve, pues, señor, la layita de burro que tengo, que no hay otro como él en todo el mundo. El come su pastito como cualquiera otro, pero el pastito se le vuelve plata.
— Pedro, — le dijo el Rey, — véndeme tu burro.
— ¡Cómo, señor, le voy a vender un burro de esta laya! Fíjese Su Sacarrial Majestad que cada vez que necesito plata, no tengo mas que montarme en él y clavarle un poquito las rodajas y al tirito me regala con varias monedas.
— Véndemelo, Pedro; te daré dos mil monedas de oro por él; es tu Rey quien te lo pide.
— Por ser mi Rey quien me lo pide se lo venderé, aunque no es negocio: dos mil monedas de oro es poco para ser dadas por el Rey.
Le mandó dar el Rey a Pedro, dos mil quinientos ducados y el mejor caballo que se criaba en sus potreros, y en cuanto no más se vio montado, las enveló ño Peiro que no dejó más que la polvaera .
El Rey hizo que pusieran al burro en la mejor pesebrera y le dieran bastante pasto y del mejor, y al día siguiente, antes de almorzar, convidó a la Reina, a los príncipes y a todos los grandes de la Corte para que vieran la maravilla que había comprado.
Cuando ya estaban todos en los balcones, el Rey en persona montó en el burro y le clavó las espuelas muy suavemente; el humo, nada. Le clavó las espuelas más fuertes y entonces el burro plantó un corcovo, levantó la cola y entre ventosidades y otros excesos despidió hasta unas veinte monedas de plata.
Todos se quedaron con la boca abierta, admirados de ver una cosa tan extraordinaria. Algunas damas viejas dijeron que era señal de acabo de mundo .
Al día siguiente se hizo la misma experiencia, siempre con buen resultado, porque el burro largó todas las monedas que le quedaban aún, sin dejar adentro una ni para remedio.
El Rey estaba tan contento que no le cabía un alfiler . El no sabía que la minita se había broceado. Así es que cuando al otro día repitieron la operación, el burro lanzó de todo, menos plata.
Era de ver la rabia del Rey y cómo ordenaba a sus generales que mandaran tropas en persecución de Pedro, que lo había engañado. Las tropas salieron pero ya hacía tres días que Pedro había hecho la venta y dos que habla salido de los estados del Rey.
¿Irían a pillar a esa fiebre?


DOMINUS VOBISCUM




Serie: CUENTOS “DÓMINUS VOBÍSCUM” un divertido e ingenioso cuento de curas recopilado por nuestro blogger Valerio Tobaldo para la RED

DÓMINUS VOBÍSCUM
Pedro Urdemales andaba sin plata y sabiendo que un cura rico necesitaba un mozo, se presentó a solicitar el empleo. Lo aceptaron, y tan activo e inteligente se manifestó desde el primer momento, que todos los de la casa le tomaron cariño. En la noche fue a pedirle órdenes al cura, que liba a acostarse, y el cura le dijo:
— Has trabajado todo el día y aún no sé cómo te llamas. ¿Cuál es tu nombre?
— Señor, — le contestó— mi nombre es un poco raro; pero cada uno se llama como le pusieron en el bautismo y a mí me pusieron Dóminus Vobíscum .
— De veras que el nombre es raro— asintió el cura, pero en fin, es un nombre muy apropiado para mozo de eclesiástico. Bueno, pues, Dóminus Vobíscum, ya es tarde, vete luego a acostar para que mañana te levantes temprano.
— Buenas noches, señor cura.
— Buenas noches, Dóminus Vobíscum.
Acababa de salir Pedro Urdemales de la pieza del patrón cuando encontró en el patio a una de las sobrinas del cura, que también iba a recogerse.
— Has estado todo el día en la casa y todavía no sé tu nombre. ¿Cómo te llamas?
— Señorita, tengo un nombre muy ridículo y no me atrevo a decírselo. Llámeme usted como quiera.
— Pero, hombre, lo natural es llamar a cada cual con el nombre que tiene.
— El mío es... pero no se ría, señorita: La ensalada me hace daño .
— De veras que tienes un nombre muy curioso, pero si así te llamas, así habrá que nombrarte. Y se fue a acostar.
Pocos pasos más a allá encontró a la otra sobrina del cura, que también iba a acostarse y que al verlo se detuvo.
— Dime cómo te llamas, que aún no lo sé.
— Señorita dispénseme que no se lo diga; tengo un nombre muy cochino y no podría usted llamarme con él.
— ¿Por qué no? Si tienes un nombre, lo justo es que con él te llamen. Dímelo no más.
— Se lo diré, señorita, porque usted me lo manda, pero no se enoje. Cuando me bautizaron me pusieron Ya me ensucio .
— ¡Qué nombre tan particular! pero si es el tuyo, con él habrá que llamarte. — Y se metió a su dormitorio pensando: ¡Pero a quién se le ocurre poner a un cristiano un nombre tan puerco!
Mientras tanto, la hermana del cura roncaba que era un contento y ni se había acordado de preguntarle a Pedro cómo se llamaba.
Pedro esperó hasta la 1 de la mañana, y sacándose los zapatos, entró al escritorio del cura y a los dormitorios de la hermana y sobrinas, y después de robar a toda la familia el dinero y las alhajas, montó en el caballo que el cura tenía para salir a visitar la parroquia y huyó a todo escape.
Al otro día, cuando se dieron cuenta de la acción de Pedro Urdemales no se oían sino lamentaciones en la casa. — Esto nos pasa — decían — por tomar al primero que se presenta, sin exigirle recomendaciones de personas conocidas, pero no nos sucederá otra vez.
Habría transcurrido como un mes cuando se le ofreció a Pedro Urdemales un buen negocio con un labrador que le dio cita para un domingo en la iglesia de la parroquia de que era cura el de este cuento. Entró Pedro a la iglesia con cierto temor, que pronto desechó, porque no era hombre miedoso, y se puso en un rincón mientras terminaba la misa. Precisamente en ese momento se daba vuelta el cura hacia los fieles para decir Orate frates ... pero divisó a Pedro y dijo mostrándolo con el dedo:
— Dóminus Vobíscum.
— Señor cura, le dijo el que ayudaba la misa, en voz baja— si le corresponde decir orate frates .— ¡Qué orate frates ni que niño muerto — le contestó el cura; — si lo que yo digo es que ahí, en ese rincón, está Dóminus Vobíscum y que deben tomarlo preso!
— El señor cura se ha vuelto loco— pensó el monaguillo.
Mientras tanto, una de las sobrinas, que miraba hacia atrás para ver si había venido su novio, vio a Pedro Urdemales, e inmediatamente le dijo a su madre:
— Mamá, mamá, La ensalada me hace daño.
— Bien te lo dije anoche que no fueras golosa, ¿para qué comiste tanta?
Y la otra niña, que también atisbaba por todas partes con el mismo fin que su hermana, vio asimismo a Pedro y comenzó a codazos con su madre:
— Mamá, mamá, Ya me ensucio.
— Anda a vaciarte a la casa, cochina; eso te pasa por ser glotona como tu hermana. ¿No les decía yo que no comieran tanta ensalada?
Y Pedro Urdemales, que vio que el cura, y la hermana del cura y las sobrinas lo habían visto y conocido, sin esperar hacer el negocio, salió disimuladamente y subiendo a caballo escapó a toda carrera.
Cuando se vio lejos, libre ya de cuidados y temores, se bajó de la cabalgadura y cambió la ropa vieja que llevaba puesta por la que le había entregado la mujer, que estaba como nueva, y se comió muy tranquilamente la gallina.
Con los doscientos pesos tuvo Pedro para mantenerse y divertirse algunos días.


jueves, 19 de diciembre de 2013

LA PESQUISA DE DON FRUTOS por Velmiro Ayala Gauna

 

 Serie: CUENTO “La Pesquisa de Don Frutos”

 Recopilado por nuestro blogger Valerio Tobaldo para la RED

Por Velmiro Ayala Gauna,

Don Frutos Gomez, el comisario de Capibara-Cué, entró en su desmantelada oficina haciendo sonar las espuelas, saludó cordialmente a sus subalternos y se acomodó en una vieja silla de paja, cerca de la puerta, a esperar el mate que uno de los agentes empezó a cebarle con pachorrienta solicitud.

Cuando tuvo el recipiente en sus manos succionó con fruición por la bombilla y gustó del áspero sabor del brebaje con silenciosa delectación.
Al recibir el segundo mate lo tendió cordial hacia el oficial sumariante que leía con toda atención, junto a la única y desvencijada mesa del recinto.
-¿Gusta un amargo?
-Gracias -respondió el otro.- Sólo lo tomo dulce.
-Aquí solo toman dulce las mujeres, -terció el cabo Leiva con completo olvido de la disciplina.
-Cuando quiera su opinión se la solicitaré -replicó fríamente el sumariante.
-Esta bien, mi oficial -dijo el cabo y continuó perezosamente apoyado contra el marco de la puerta.

Luis Arzásola, que hacía tres días había llegado de la capital correntina a hacerse cargo de su puesto en ese abandonado pueblecillo, se revolvió molesto en el asiento, conteniendo a duras penas los deseos de “sacar carpiendo’ al insolente, pero don Frutos regía a sus subordinados con paternal condescendencia, sin reparar en graduaciones, y no quería saber de más reglamentos que su omnímoda voluntad.
Cuando él, ya en este breve tiempo, le hubo expuesto en repetidas ocasiones sus quejas por lo que consideraba excesiva confianza o indisciplina del personal, solo obtuvo como única respuesta:
-No te hagas mala sangre, m´hijo. No lo hacen con mala intención sino de brutos que son nomás; ya se irá acostumbrando con el tiempo.

Para olvidar el disgusto siguió leyendo su apreciado libro de Psicología y efectuando apuntes en un cuaderno que tenía a su lado, pero la mesa, que tenía una pata mas corta que las otras, se inclinaba hacia ese costado y hacía peligrar la estabilidad del tintero que se iba corriendo lentamente y amenazaba concluir en el suelo. Para evitar tal contingencia tomó un diario, lo dobló repetidas veces y lo colocó, para nivelar el mueble, debajo del sostén defectuoso. Luego siguió con la lectura interrumpida…(continuará)


2
-¿Qué pa esta aprendiendo, che oficial? –preguntó el agente mientras esperaba el mate de manos del comisario.
-Psicología
-¿Y eso para qué sirve?
-Para conocer a la gente. Es la ciencia del conocimiento del alma humana.

El milico recibió el mate vacío, meditó unos segundos y concluyo sentenciosamente:
-Para mi ver, eso no se estudia en los libros. Para conocer a la gente hay...
Vaciló un momento y afirmó:
-...hay que estudiar a la gente.

Después se acercó al brasero que ardía en un rincón y empezó a llenar la calabaza cuidando que el agua no se derramara y que formara una espuma consistente.
En eso estaban cuando Aniceto, el mozo de la carnicería, entró espantado:
-¡Don Frutos! ¡Don Frutos!
-¿Qué te ocurre hombre? -contestó el aludido y empezó a levantarse.
-Al tuerto Méndez...
-¿Sí?
-Lo han achurao sin asco. Recién cuando le fui a llevar un matambre que había encargado ayer, dentré al rancho y ¡ánima bendita santa!, lo encontré tendido en el suelo, boca abajo y lleno de sangre.
-¿Seguro pa de que estaba muerto, chamigo?
-Seguro Don Frutos. Duro, frío y hasta medio jediendo con la calor que hace.
-Güeno, gracias, Aniceto, andate nomás.
-¡Hasta luego Don Frutos!
-¡Hasta luego Aniceto! -respondió el funcionario y volvió a sentarse cómodamente.

El oficial, que había dejado el libro, se plantó frente a su superior.
-¿Qué pa le pasa m´hijo?
-¿No vamos al lugar del hecho, comisario?
-Si, enseguida.
-Pero ¡es que hay un muerto señor!
-¿Y que? -contestó el viejo ya con absoluta familiaridad- ¿Acaso tenés miedo de que se dispare? Dejame que tome cuatro o cinco matecitos más o de no se van a desteñir las tripas.

3
Cuando después de una buena media hora arribaron al rancho de las afueras donde había ocurrido el suceso, ya el oficial había redactado “in mente’ el informe que elevaría a las autoridades sobre la inoperancia del comisario, sus arbitrarios procedimientos y su inhabilidad para el cargo. Creía que era llegada la ocasión propicia para su particular lucimiento y para apabullar con sus mayores conocimientos los métodos simples y arcaicos del funcionario campesino. Lo único que lamentaba era haber olvidado en la ciudad una poderosa lupa que le hubiera servido de maravilloso auxiliar para la búsqueda de huellas.
Apenas a unos pasos de la puerta estaba el extinto de bruces contra el suelo.
-¡Andá! -ordeno el comisario al cabo Leiva.- Abrí bien la ventana pa que dentre la luz.

Este lo hizo así y el resplandeciente sol tropical entró a raudales en la reducida habitación.
Don Frutos se inclinó sobre el cadáver y observó en la espalda las marcas sangrientas de tres puñaladas que teñían de rojo la negra blusa del caído.
-Forastero -gruñó.
Luego buscó un palito y lo introdujo en las heridas. Finalmente lo dejó en una de ellas y aseveró:
-Gringo.

Se irguió buscando algo con la mirada y, al no encontrarlo, dijo al cabo:
-Andá, sacale las riendas al rosillo que es mansito y traémelas.

Cuando al cabo de un momento las tuvo en su poder, midió con una la distancia de los pies del difunto hasta la herida y, luego, haciendo colocar a Leiva a su frente marcó la misma sobre sus pacientes espaldas. En seguida alzó un brazo y lo bajó. No quedó satisfecho al parecer y, poniéndose en puntas de pie, repitió la operación.
-¡Ajá! -dijo-. Es más alto que yo, debe medir un metro ochenta más o menos.
Inmediatamente inquirió a su subordinado:
-¿Estuvo el tuerto ayer en las carreras?
-Sí, pero él pasó la tarde jugando a la taba.
-¿Y le jue bien?
-¡Y de no! ¡Si era como no hay otro pa clavarla de vuelta y media! ¡Dios lo tenga en su santa gloria! Ganó una ponchada de pesos. Al capataz de la estancia, a ese que le dicen “Míster’, lo dejó sin nada y hasta le ganó tres esterlinas que tenia de ricuerdo; al Ñato Cáceres le gano ochenta pesos y el anillo de compromiso.
-Güeno, revisalo a ver si encontrás la plata.

El cabo obedeció. Dio vueltas el cadáver y le metió la mano en los bolsillos, hurgó en el amplio cinturón y le tanteó las ropas.
-Ni un veinte, comesario.
-A ver, vamos a buscar en la pieza, puede que la haiga escondido.
-Pero comisario -saltó el oficial-. Así van a borrar todas las huellas del culpable.
-Qué huellas, m´hijo?
-Las impresiones dactilares.
-Acá no usamos de eso m´hijo. Tuito lo hacemos a la que te criaste nomás.

Y ayudado por el cabo y el agente, empezó a buscar en cajones, debajo del colchón y en cuanto posible escondite imaginaron.
Arzásola, entretanto, seguía acumulando elementos con criterio científico, pero se encontraba un poco desconcertado. En la ciudad, sobre un piso encerado, un cabello puede ser un indicio valioso, pero en el sucio piso de un rancho hay miles de cosas mezcladas con el polvo: recortes de uñas, llaves de latas de sardinas, botones, semillas, huesecillos, etc.
Desorientado y después de haber llenado sus bolsillos con los objetos más heterogéneos que encontró a su paso, dirigió en otro sentido sus investigaciones.
4
Inmediatamente inquirió a su subordinado:
-¿Estuvo el tuerto ayer en las carreras?
-Sí, pero él pasó la tarde jugando a la taba.
-¿Y le jue bien?
-¡Y de no! ¡Si era como no hay otro pa clavarla de vuelta y media! ¡Dios lo tenga en su santa gloria! Ganó una ponchada de pesos. Al capataz de la estancia, a ese que le dicen “Míster’, lo dejó sin nada y hasta le ganó tres esterlinas que tenia de ricuerdo; al Ñato Cáceres le gano ochenta pesos y el anillo de compromiso.
-Güeno, revisalo a ver si encontrás la plata.

El cabo obedeció. Dio vueltas el cadáver y le metió la mano en los bolsillos, hurgó en el amplio cinturón y le tanteó las ropas.
-Ni un veinte, comesario.
-A ver, vamos a buscar en la pieza, puede que la haiga escondido.
-Pero comisario -saltó el oficial-. Así van a borrar todas las huellas del culpable.
-Qué huellas, m´hijo?
-Las impresiones dactilares.
-Acá no usamos de eso m´hijo. Tuito lo hacemos a la que te criaste nomás.

Y ayudado por el cabo y el agente, empezó a buscar en cajones, debajo del colchón y en cuanto posible escondite imaginaron.
Arzásola, entretanto, seguía acumulando elementos con criterio científico, pero se encontraba un poco desconcertado. En la ciudad, sobre un piso encerado, un cabello puede ser un indicio valioso, pero en el sucio piso de un rancho hay miles de cosas mezcladas con el polvo: recortes de uñas, llaves de latas de sardinas, botones, semillas, huesecillos, etc.
Desorientado y después de haber llenado sus bolsillos con los objetos más heterogéneos que encontró a su paso, dirigió en otro sentido sus investigaciones.
5
Junto a la puerta y cerca de la ventana encontró una serie de pisadas y, entre ellas, la huella casi perfecta de un pie.
-¡Comisario! -gritó-. Hay que buscar un poco de yeso.
-¿Pa qué m´hijo?
-Para sacarle el molde a esa pisada. El asesino estuvo parado aquí y dejó su marca.
-¿Y pa qué va a servir el molde?
-Porque gracias a una ciencia que se llama antropometría -respondió despectivamente y como dando una lección -de esa huella se puede deducir la talla de su dueño y otros datos.
-No te aflijás por eso. El criminal es gringo, más o menos una cuarta más alto que yo y dejuro que ha de estar entre la peonada é la estancia´e los ingleses.
-¡Pero! -se asombró el oficial.
-Ya te lo explicaré más tarde, m´hijo. Estoy seguro que el tipo estuvo en la cancha´e taba y vio cómo el tuerto se llenaba de plata, después se le adelantó y lo estuvo esperando en el rancho. Quedó un rato vichando el camino desde la ventana y después se puso detrás de la puerta. Cuando el pobre dentró le encajó una puñalada y en seguida dos más cuando lo vio caído.
-Asi es, don Frutos -asintió el cabo.- Se ve clarito por las pisadas.
-Al verlo muerto le revisó los bolsillos, le sacó tuitas las ganancias y se fue. Pero ya lo vamos a agarrar sin la Jometría esa que decías.
En seguida, dirigiéndose al agente que lo acompañaba, ordenó:
-Andate a lo del carnicero y decile que te dea un cuero de vaca y te emprieste el carro. Lo traés al Aniceto pa que te ayude, lo envuelven al finao y lo llevan a enterrar. El pobre no tiene a naides que lo llore. Cuando venga el Paí Marcelo pa la Navidá, le haremos decir una misa.
-Está bien, comisario.
Inmediatamente se volvió al oficial y al cabo y dijo:
-Ahora vamos pa la estancia; se me hace que el infiel que hizo esta fechuría debe estar allí.

La estancia de los ingleses se encontraba más o menos a media legua del pueblo. Además del habitual personal de servicio y peones había en ella una dos docenas de obreros trabajando en la ampliación de una de las alas del edificio.
6
Interiorizado el administrador del propósito que los llevaba hizo reunir, frente a una de las galerías, a todo el personal. Hombres de todas clases y con los más diversos atavíos se encontraban allí. Algunos con el torso desnudo brillante de sudor porque el sol ya empezaba a hacerse sentir, otros en camiseta, blusas, camisas de colores chillones, un inglés con breeches, un español con boina, un italiano con saco de pana, etc.
-Poné a un lado a los gringos y a los otros dejalos ir -dijo don Frutos al oficial, después de pasar su mirada por el conjunto y se sentó con el dueño de casa a saborear un vaso de whisky.
Arzásola, a su vez, transmitió la orden.
-Los extranjeros que avancen dos pasos al frente.
Una decena de hombres se destacó de la masa. El oficial, entonces dirigiéndose a los otros exclamó:
-Ustedes pueden retirarse.

Correntinos, formoseños, misioneros y de algunas otras provincias del norte se alejaron murmurando entre dientes o contentos de verse libres de la curiosidad policial.
De pronto el cabo Leiva se adelantó hacia un mocetón de pelo hirsuto y tez cobriza que había quedado con los demás.
-Y vos, Gorgonio, ¿qué hacés aquí?
-El oficial dijo que quedásemos los extranjeros, pues...
-¡Qué pa vas a ser extranjero vos! Usté sos paraguayo como yo, chamigo. Extranjeros son los gringos, los de las Uropas. ¡Andá de acá y no quieras darte corte!
Y así lo fue sacando a empellones de la fila.

Don frutos entonces, se acercó a los restantes y después de observarlos dijo:
-Los dos petisos de la esquina y ese otro de boina pueden irse nomás.

Frente a él quedaron el inglés, un par de italianos, dos españoles y un polaco.
-A ver -continuó-, muéstreme la cartera o la plata que tengan.

7
En cinco manos callosas aparecieron carteras grasientas o pesos arrugados.
El inglés sin inmutarse, advirtió:
-Mi no tener una moneda.

Al oírlo, Arzásola se acercó a don Frutos y le dijo suavemente:
-Está mintiendo, me parece. Debe ser él y seguro ha escondido lo robado. Lo habrá hecho para recobrar sus esterlinas.
-No -le respondió el superior-. Este no puede ser mirale a los pieses.

El inglés permanecía firme y estático mientras los otros, inquietos se asentaban ahora sobre un pie, ahora sobre el otro.
-¿Ves m´hijo? El “Míster’ puede estarse mucho tiempo sin moverse, mientras que el que estuvo allá dejó el suelo como pisadero para hacer ladrillos
Se acercó a los hombres silenciosos y les revisó el dinero sin decir palabra.
Se retiró unos pasos atrás y le dijo al oficial:
-El polaco, el italiano pelo e´choclo y los dos gallegos no han estado en la tabeada.
-¿Cómo lo puede asegurar? Si ni siquiera los ha interrogado.
-¿No viste que la plata de éstos estaba limpita y lisa? La de los otros estaba arrugada y sucia de tierra. Cuando puedas observar una partidita vas a ver cómo los tabeadores estrujan los billetes, los hacen bollitos, los doblan y los sostienen entre los dedos, los tiran al suelo, los pisan, los arrugan, etc. Uno de esos dos debe ser.

Se acercó de nuevo a la fila y pasándose el pañuelo por la cara dijo:
-Está apretando el calor, ¿no?
Miró al italiano de saco de pana y le aconsejó con tono paternal;
-Ponéte cómodo sacate el saco.
-Estoy bien gracias.
-Sacate el saco he dicho -ordenó entonces con rudeza, y luego con aire protector:- te va a embromar el calor si no lo hacés.
A regañadientes obedeció el otro.
Apenas lo hubo hecho cuando don Frutos indicó al cabo:
-¡Metelo preso! Ese es el criminal.

8
Dando un rugido de rabia, el indicado metió la mano en la cintura y la sacó empuñando un pequeño y agudo cuchillo, pero el cabo, con rapidez felina, se lanzó sobre él y lo encerró entre sus fuertes brazos mientras el oficial, prendiéndosele de la mano, se la retorció hasta hacer caer el arma. Enseguida, ayudado por los otros peones, lo maniataron y lo arrojaron sobre un carro que le facilitó el administrador para llevarlo al pueblo. Don Frutos recogió el saco del suelo, lo estrujó poco a poco como buscando algo y, luego, con el mismo chuchillo le descosió el hombro y allí, entre el relleno, encontró escondidas las monedas de oro y el anillo. Después volvió a la mesa a terminar su whisky y agradecer al dueño de casa su colaboración, terminado lo cual la comisión montó a caballo y emprendió el regreso.
Una vez que el preso estuvo bien seguro en el calabozo, el comisario y el oficial se acomodaron en la oficina.
Arzásola, impaciente, preguntó:
-Perdón, comisario, pero ¿cómo hizo para descubrir al asesino?
-Muy fácil m´hijo. Apenas le vi las heridas al muerto supe que el culpable era forastero.
-¿Por qué?
-Porque las heridas eran pequeñas y aquí nadie usa cuchillo que no tenga, por lo menos, unos treinta centímetros de hoja. Aquí el cuchillo es un instrumento de trabajo y sirve para carnear, para cortar yuyos, para abrir picadas en el monte y adonde se clava deja un aujero como para mirar del otro lado y no unos ojalitos como los que tenía el Tuerto. Después, cuando le metí el palito adentro, supe por la posición que el golpe había venido de arriba para abajo y me dije: Gringo.
-Cierto, lo oí pero, ¿cómo pudo saberlo?
-¡Pero m´hijo! Porque el criollo agarra el cuchillo de otra manera y ensarta de abajo para arriba como para levantarlo en el aire.
-¡Ah!
-Después medí la distancia de los pieses a la herida y marqué en la espalda del cabo, alcé el brazo y lo bajé, pero daba más abajo. Entonces me puse en puntas de pie y me dio mas o menos. Por eso supe que el asesino era como cuatro dedos más alto que yo y como mi medida, asegún la papeleta, es de uno setenta, le calculé uno y ochenta.

-Sí, ¿pero cómo adivinó que había escondido las monedas y el anillo en el saco?
-Porque con el calor que hacía no se lo sacaba de encima. Pensé que debía tener algo de valor para cuidarlo tanto y más me convencí cuando empezó a sacárselo y le vi la camisa pegada al cuerpo por el sudor. Servite m´hijo. Aquí vas a tener que tomarlo cimarrón.

Arzásola lo aceptó y dijo:
-Creo que voy a tener que aprender eso y otras cosas más.

Lo vació de tres o cuatro enérgicos sorbos y lo devolvió al milico; luego, como la mesa empezaba a tambalear nuevamente, tomó el libro de psicología y lo puso por debajo de la pata renga.