sábado, 19 de octubre de 2013


VALERIO TOBALDO
SUS RAICES, SUS ANTEPASADOS
SU TRABAJO
(Segunda Parte)
Capitulo XIX

Mi trato con el personal

Luego de 54 años ( 1950- 2004 ) de trabajar en el campo , siento la necesidad  de reconocer a esa multitud de gente  que me acompañó durante esos años de mi vida iniciada como cadete ,segundo Mayordomo , Mayordomo y como Asesor, aunque no lo llamaría así, sino  simplemente poner a disposición de la firma con quién había trabajado, toda mi experiencia en el campo y en la Administración ( escritorio ) acumulada durante tantos años y en distintos rubros 
A mis superiores debo agradecerles haberme puesto en comunicación constante con técnico, ingenieros; personas especializadas y conociendo al día todos los cambios que se iban efectuando en el Campo, avanzando a paso acelerado  en todos los rubros. Si no te subías al tren del progreso, en muy poco tiempo la técnica te pasaba por arriba
Una pregunta que me hice siempre ¿cual es la importancia de saber administrar al personal que trabaja en el Campo y a tus  ordenes?
Mis principio con la gente humilde, que trabajaba en cualquier rubro: tamberos, peones generales, puesteros , tractoristas, debía comportarme como un Mayordomo con mando, pero también como persona humana,. Hablaba con ellos para que hicieran sus trabajos como debía ser, como lo establecen las políticas  de la empresa y el esfuerzo de todos debían estar enfocado en los objetivos  de la propia empresa.
El ser Mayordomo no es solo mandar. También debe comprender que su personal   son seres humanos y con distintos niveles de educación; que pueden cometer errores y no todo se soluciona con el despido. Manejar personal es muy complejo, por la diversidad de las personalidades, como el empleado rebelde que le cuesta recibir  órdenes, otros que dicen que trabajan más que sus compañeros y ganan igual.
Al Mayordomo le sigue el capataz, aunque al final, y pese a la jerarquía existente, todos formamos un solo equipo y que lo principal es no tomar partido por alguno en especial. El hombre de campo es muy sensible y si s siente discriminado  reacciona  de inmediato.
El Mayordomo debe interesarse con su personal, no solo en lo laboral, sino también interesarse por su familias, visitar sus casas, ver la necesidades de las familias, colaborar para que sus hijos vayan al colegio; si hubiera alguien enfermo, de inmediato debe enviarlo al médico,.
A sus segundos y capataces se les debe exigir que informen de las anomalías del campo en el rubro que ellos sean responsables y del personal a su mando. Si son problemas que los puedan resolver  entre ellos, lo deben solucionar en su ámbito y luego comunicarlo al Mayordomo e informar si fue o no solucionado.
El Mayordomo debe pensar que el destino en la vida lo puso en esa posición, a sabiendas de ello, debe obrar con la consideración oportuna que antes que nada son personas con necesidades, luego peones.
Esos fueron siempre mis principios y mi manera  de obrar y si desde algo tuviera  que arrepentirme sería no haber podido en algunas ocasiones, que no dependían de mí, ser más solidario con el personal a mi mando.  Todos mi agradecimiento, porque ellos me enseñaron lo dura es la vida cuando se tiene tan poco para enfrentarla.

Quiero  remontarme  a la época de los tambos ordeñados a mano y que no tenía fiestas ni en Navidad o Año Nuevo. Trabajaba toda la familia: el marido la esposa (aunque estuviera embarazada) sus hijos varones y mujeres,  que estuvieran en condiciones de ayudar a hacer el tambo. No importaba si lloviera o hiciera mucho calor, el tambo si o si debía hacerse  todos los días.
Recuerdo ver mujeres  embarazadas  entre  el barro, ordeñando en baldes de 20 litros y llenar los tarros lechero que luego llevarían a la fábrica.
En la recorrida por los tambos veía el sacrificio de esas familias que habían
 tenido la suerte de encontrar un tambo donde se ganaba bien, pero ese bien lo ganaban trabajando toda la familia  ,
El tambero, por lo general,  realizaba sus tareas en el tambo durante el día, y se iba al pueblo a la tardecita, concretamente al boliche donde  se juntaba con otros. Y al final terminaban jugando; en muchas oportunidades perdían el dinero que no era solo de  ellos sino de toda la familia.
Dije de las  embarazadas y no pocas ordeñaban hasta bastante adelantado su embarazo.,
Voy a contar una anécdota de la esposa de un tambero, que trabajaban en el campo donde yo era Mayordomo. El marido había trabajado de peón en la estancia y se puso de novio  con la hija  de un tambero que viví  muy cerca de nuestra  casa.
Después de casados, le dimos un tambo, que lo hacían solos entre los dos cuando se sacaba poca leche y ocupaban  un  peón cuando el tambo producía más; en esa época ordeñaban ella y el marido. Muchas veces mi esposa  le había dicho a la Chuchi, sobrenombre de la chica, que dejara de ordeñar que ya en ese estado era muy peligroso.
Una mañana a las 6 de la mañana , me golpean la ventana del dormitorio, yo estaba solo, mi esposa estaba en Canals porque había nacido nuestro segundo hijo.
Lo atiendo y era el Tono, esposo de la Chuchi,
Le pregunté que le pasaba y me dijo: “No sé que le pasa a la Chucho,  desde las dos de la mañana que se queja que le duele la panza, luego se le pasa y al rato le viene el dolor otra vez.  Ahora ya se queja continuamente. Yo fui a la casa de mi padre para que un hermano me ayude a terminar el tambo ¿Usted podrá llevar a la Chuchi al Médico?”
Yo me di cuenta que eran los dolores del parto, pero no a tal punto.   Enseguida salí a buscarla al tambo para llevarla al médico. Cuando llegué me di   cuenta que era cierto lo que yo  pensaba. Salimos para el pueblo,  ella   se quejaba continuamente y yo muy asustado, como dicen los criollos “con un cagazo bárbaro “pensaba ¿Que hago yo si esta mujer tiene familia en el Jeep? Le decía constantemente “Chuchi, por favor aguantá  que enseguida llegamos” Creo que recé  las letanías a de todos los santos habidos y por haber. Ella se notaba que no aguantaba más y se  agarraba de los  hieros  de la capota del  jeep,  Se quejaba y yo le repetía  aguantá…aguantá…
Por fin en tiempo record, llegamos a la casa del médico, toqué timbre y el doctor salió en piyama. Le conté lo que estaba sucediendo, entonces él se   acercó al Jeep, abrió la puerta, miró al piso y me dijo  “ya rompió la bolsa de agua, hay que llevarla enseguida al hospital; yo aviso por teléfono y enseguida voy”
Cuando llego al Hospital había tres enfermeras con una camilla en la vereda esperándonos. La parturienta no llegó siquiera  a la sala de parto. Tuvo familia en la sala de guardia. Con la fuerza que ella hacia para no parir en el Jeep, la criatura nació y enseguida tuvieron que darle oxigeno. Cuando llegó el doctor, la llevaron a una pieza para internarla y al recién nacido lo pusieron en una incubadora. Luego el médico entro donde estaba internada la madre y le dijo que el nene estaba bien,
Yo me quedé esperando noticias para informarles al padre de la criatura y a los padres  de la Chucho. Al salir el medico de la pieza me dijo: “Es ocho - mesino. Esta mujer me contó que hace unos días se cayó en el corral y con el golpe la criatura dio una vuelta de campana y quedó en posición e nacer.- De buena se salvó, Valerio. Lo quisiera ver como se las arreglaba si paría en el coche”
Primero le avisé al padre de la criatura, luego me fui al tambo de los padres de ella,  y cuando le di la noticia a Doña Raquel, así se llamaba la madre de la Chuchi, contó con los dedos y llegó hasta ocho y desesperada gritó    “Estos desgraciados me jodieron, yo que  tanto la cuidé, mire lo que me hizo, viene y tiene el chico  a los ocho meses ¡ya me van a oír!”  Cuando le aclaré que el bebe era ocho - mesino no me creyó, me dijo “Mentira me jodieron una vez, pero este cuento no lo creo”

Yo hasta el día de hoy pienso que hubiera hecho con la parturienta si hubiera parido en el Jeep.
 

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