lunes, 28 de octubre de 2013

on Rivero y su peculiar manera de gestionar su negocio


VALERIO TOBALDO
Mis anécdotas

Una anécdota que me contó mi suegro
Don Rivero y su peculiar manera de gestionar su negocio

Mi suegro hacía varios años que tenía una carnicería en “La  Lola”, una colonia entre Canals y Pueblo Italiano en la provincia de Córdoba.
Había en los alrededores varias estancias y campos y uno de ellos era el del Señor Rivero. Este Señor, tenía una particularidad: el compraba o vendía todo al contado, no trabajaba con ningún banco y todo el dinero lo guardaba en su casa, donde, ya viudo vivía con un hijo y tres hijas. Todos lo conocían por “Rivero el Rico”
Mi suegro le compraba a menudo novillos para su carnicería y ya de antemano fijaban el precio .por novillo; el precio en aquella época era $ 5.00.
En una ocasión le fue a comprar, avisándole el día y la hora.
Cuando llegó al campo, ya estaban todos los novillos encerrados, y dos peones preparados para sacar los novillos que mi suegro eligiera. Don Rivero se paró en la tranquera donde debían pasar los novillos seleccionados. El método a seguir era: cada novillo que pasaba y el comprador le entregaba los cinco pesos, de manera tal que por cada novillo seleccionado por mi suegro, don Rivero   recibía los cinco pesos. Una vez terminado el dinero del comprador ya no había más novillos.

Mi suegro algo extrañado por la metodología de la venta, cuando tuvo la oportunidad se lo manifestó, a lo que don Rivero le respondió con total naturalidad “Amigo mío, las cuentas claras conservan la amistad” 

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