Serie: TESTIMONIOS DE VIDA DE NUESTRO
INMIGRANTES ITALIANOS “Recordándote Mamá” por una de nuestras integrantes de la RED , Marta Helena Pastore de
Ginestet.
RECORDÁNDOTE
MAMÁ
Por
Marta Pastore
Recuerdo toda tu vida. Esa que empezaste a contarme
desde mi infancia y que llevo grabada muy dentro de mí; nos gustaba tanto
escucharte.
Aunque no lo creas, Mamá, vos tuviste una hermosa
historia de vida. Todo lo que nos contaste a nosotros, tus hijos. Aunque
pasaran muchos años, todo aquello quedó grabado dentro de cada uno de nosotros.
Recuerdo en las noches de invierno, alrededor de la
cocina de leña, te decíamos “vamos Mamá, contanos otra vez la historia de tu
vida” en Italia y en Suiza. Era tan linda que no nos cansábamos de escucharla.
Desde tu nacimiento en Brescia, y la muerte
lamentable de tu madre Lucía Andreis y tus cinco hermanas en la epidemia de
Tifus, tu desandabas por la vida, que fue dura, ya que lo único que te quedaba
era el “Nonno Roberti”
Pero mirá, Mamá, creo que Dios puso su mano sobre vos
“¿Ahora que hago con esta pequeña?” Se habrá preguntado el Señor. Y lo pensó
bien, iluminó al Nonno que te llevó a Suiza por intermedio del Consulado
Italiano, que según vos, fue una de las cosas más hermosas que te pasó en la
vida. Aunque aquello tuvo un costo: alejarte de tu padre, que estaba a punto de
emigrar a la Argentina.
De lo que más te acordabas del convento en Suiza, era
de la monja de la cocina, que te juntaba crema de leche para que comieras
cuando bajabas a la mañana; de cuando te deslizabas por la baranda de la
escalera desde el segundo piso, lo que te costó una severa penitencia más de
una vez por parte de la
Superiora , quién como vos decías, era muy severa o, quizá
vos, muy traviesa, Mamá.
Los ojos se iluminaban cuando contabas que ibas a
practicar trineo y otros deportes de nieve en el Cantón San Galen, o cuando las llevaban a ver las
cascadas del Rhin, oel monumento a Guillermo Tell, héroe de la Literatura Suiza ,
según las religiosas, o a escuchar Opera y Música Vienesa a Zurich. O cuando
visitaban los edificios en Ginebra, donde te llamaba la atención los tantos
relojes que colgaban de las fachadas y
había en las calles.
Esto no debería recordarlo, pero es parte de tu
historia, Madre: fue tu alejamiento de Suiza. Esa Suiza que te dejó bien grabado
el casamiento del Emperador Francisco José de Hamburgo con la Emperatriz Elizabeth ,
que era una de las mujeres más bellas que habían visto, y que ustedes, las
alumnas, habían sido Guardia de Honor, ya que los Emperadores se casaron en tu
colegio.
Luego viene tu emigración a la Argentina en el Vapor
Regina Helena. Llegaste a Argentina seis meses antes de tu casamiento con
Pietro Agostino Pastori, quien se convertiría en el padre de tus 9 hijos. Entre
ellos, yo. Viste Mamá, la vida te premió, me tuviste a mi.
Aquí, Mamá, se te terminó “la bella vita”. Te
casaste, tuviste 9 hijos. Trabajabas de sol a sol en el vivero de tu padre, el
Nonno Roberti, y te diste el lujo de
criarnos a todos.
Para tu alegría, Mamá, tuviste 20 nietos y un montón
de bisnietos. Claro, algunas hijas y nietas fuimos “reproductoras”, tuvimos de
a dos.
Cuanto me gustaría tenerte todavía aquí, Mamá. Pero
estás tan dentro mío, que nadie te podrá sacar jamás. Nos encontraremos en el
más allá. Aún recuerdo ese gran amor que nos tuvimos siempre, y tus ojos azules
que heredaron mis tres hijos para que no los olvidaras nunca.
Por siempre, hasta la eternidad…. Tu hija Marta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario