sábado, 21 de diciembre de 2013

RECORDÁNDOTA MAMÁ



Serie: TESTIMONIOS DE VIDA DE NUESTRO INMIGRANTES ITALIANOS “Recordándote Mamá” por una de nuestras integrantes de la RED, Marta Helena Pastore de Ginestet.

RECORDÁNDOTE MAMÁ
Por Marta Pastore

Recuerdo toda tu vida. Esa que empezaste a contarme desde mi infancia y que llevo grabada muy dentro de mí; nos gustaba tanto escucharte.
Aunque no lo creas, Mamá, vos tuviste una hermosa historia de vida. Todo lo que nos contaste a nosotros, tus hijos. Aunque pasaran muchos años, todo aquello quedó grabado dentro de cada uno de nosotros.
Recuerdo en las noches de invierno, alrededor de la cocina de leña, te decíamos “vamos Mamá, contanos otra vez la historia de tu vida” en Italia y en Suiza. Era tan linda que no nos cansábamos de escucharla.
Desde tu nacimiento en Brescia, y la muerte lamentable de tu madre Lucía Andreis y tus cinco hermanas en la epidemia de Tifus, tu desandabas por la vida, que fue dura, ya que lo único que te quedaba era el “Nonno Roberti”
Pero mirá, Mamá, creo que Dios puso su mano sobre vos “¿Ahora que hago con esta pequeña?” Se habrá preguntado el Señor. Y lo pensó bien, iluminó al Nonno que te llevó a Suiza por intermedio del Consulado Italiano, que según vos, fue una de las cosas más hermosas que te pasó en la vida. Aunque aquello tuvo un costo: alejarte de tu padre, que estaba a punto de emigrar a la Argentina.
De lo que más te acordabas del convento en Suiza, era de la monja de la cocina, que te juntaba crema de leche para que comieras cuando bajabas a la mañana; de cuando te deslizabas por la baranda de la escalera desde el segundo piso, lo que te costó una severa penitencia más de una vez por parte de la Superiora, quién como vos decías, era muy severa o, quizá vos, muy traviesa, Mamá.
Los ojos se iluminaban cuando contabas que ibas a practicar trineo y otros deportes de nieve en el Cantón  San Galen, o cuando las llevaban a ver las cascadas del Rhin, oel monumento a Guillermo Tell, héroe de la Literatura Suiza, según las religiosas, o a escuchar Opera y Música Vienesa a Zurich. O cuando visitaban los edificios en Ginebra, donde te llamaba la atención los tantos relojes que colgaban  de las fachadas y había en las calles.
Esto no debería recordarlo, pero es parte de tu historia, Madre: fue tu alejamiento de Suiza. Esa Suiza que te dejó bien grabado el casamiento del Emperador Francisco José de Hamburgo con la Emperatriz Elizabeth, que era una de las mujeres más bellas que habían visto, y que ustedes, las alumnas, habían sido Guardia de Honor, ya que los Emperadores se casaron en tu colegio.
Luego viene tu emigración a la Argentina en el Vapor Regina Helena. Llegaste a Argentina seis meses antes de tu casamiento con Pietro Agostino Pastori, quien se convertiría en el padre de tus 9 hijos. Entre ellos, yo. Viste Mamá, la vida te premió, me tuviste a mi.
Aquí, Mamá, se te terminó “la bella vita”. Te casaste, tuviste 9 hijos. Trabajabas de sol a sol en el vivero de tu padre, el Nonno  Roberti, y te diste el lujo de criarnos a todos.
Para tu alegría, Mamá, tuviste 20 nietos y un montón de bisnietos. Claro, algunas hijas y nietas fuimos “reproductoras”, tuvimos de a dos.
Cuanto me gustaría tenerte todavía aquí, Mamá. Pero estás tan dentro mío, que nadie te podrá sacar jamás. Nos encontraremos en el más allá. Aún recuerdo ese gran amor que nos tuvimos siempre, y tus ojos azules que heredaron mis tres hijos para que no los olvidaras nunca.
Por siempre, hasta la eternidad…. Tu hija Marta.


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