VALERIO
TOBALDO
Algunas
anécdotas de mi largo peregrinar por las estancias argentinas
APELLIDO
Era muy común que nos visitáramos seminaristas de
otros seminarios, y entre y  mate, nos
contábamos anécdotas. 
Un día que visitábamos la casa de vacaciones del
Seminario de Santa Fe, en las sierras Las Peñas 
de Córdoba; salió una anécdota sobre los apellidos.
Comentaban que para la Ordenación  Sacerdotal
El Rector le había pedido varías veces al padre del seminarista
que cambiara el apellido por el de su madre, y este siempre  se oponía. La fecha de la Ordenación   se acercaba. El Rector habló entonces con el
Obispo sobre el tema, quién le manifestó que lo dejara en sus manos. El  Obispo citó al padre. A pesar que ambos
pusieron sobre la mesa sus respectivas opiniones, la conversación no fue muy
cordial.  El mismo seminarista hacía tiempo
que le estaba insistiendo a su padre de cambiar su apellido. Pero el progenitor
no pensaba hacerlo de ninguna manera.
El Obispo citó nuevamente al padre del seminarista, por
última vez y sin vueltas le dijo: 
_ O
cambia de apellido o no hay Ordenación Sacerdotal ´
A lo que el padre, queriendo que su hijo fuera realmente
sacerdote, más que hablando, le gritó al Obispo
_ Sepa
Ud., Señor Obispo, que lo acepto obligado, faltando a  la memoria de mis antepasados que llevaron
con  orgullo este apellido   …. Porque:
¡MERDASECA FUE MI ABUELO! ¡MERDASECA FUE MI PADRE! ¡MERDASECA
SOY YO! Y ME DA MUCHA PENA QUE POR UN CAPRICHO SUYO,  MI HIJO NO SEA MAS UN MERDESECA.
Había perdido la batalla ya que su hijo en  el futuro llevaría el apellido materno:
Fuentes
Hubiera sido una cruz muy grande para el cura llevar
su apellido; ya que sus fieles no hubieran tenido otra forma de llamarlo más
que  “PADRE MERDASECA “
UNA
DEL COLEGIO
Un tal Señor francisco Algañaraz vivía en un pequeño
pueblo. Hombre muy gordo, con una panza muy prominente. Solterón empedernido,
hasta que formo pareja con una mujer de costumbres no muy santas; no era ni
linda ni fea lo que si muy cariñosa.   Tenía
cuatro hijos, todos ellos  varones, que
estaba segura  que eran de ella, pero de
padre desconocido. Los chicos que vivían en la calle y eran el terror de los
vecinos. Tenían un boliche, que atendía ella misma,  al que acudían los clientes más vagos del pueblo.
Aunque ella,  como el zorro “perdía el pelo pero  no las mañas”; lo que llevaba a pensar que
mantenía  encuentros  furtivos con algunos de sus antiguos candidatos.
No hacía “nada por deporte pero si por
todo plata”
Los amigos de Don Pancho (así lo llamaban) le
comentaban la conducta de su compañera y él siempre les contestaba  
_ Lo que tienen
es envidia  porque desde que está conmigo
no les da pelota. Un día uno muy amigo le llegó a decir. 
_ Pancho,
no seas  boludo, la Mecha  (ese era su 
sobrenombre) te está poniendo los
cuernos y si estos  fueran árboles vos ya
tendrías dos eucaliptos en la cabeza 
Sin embargo, Don
Pancho no se inmutaba y siempre les  contestaba
   
_ Envidia,  pura envidia” y les aclaro
que  el boliche cada día tiene  más clientes, yo trabajo menos, a la Mecha  nunca le falta plata.
. Anda bien vestida y cuando le pregunto de donde saca plata para comprarse
ropa, me dice que las amigas se las regalan. Con los chicos no me meto, son
hijos de  ella. No vaya a ser que por
meterme con sus hijos , ella se vaya y yo quede culo para arriba como botella de
jardín .Ella manda los chicos al Colegio, si no quieren estudiar  es cosa de ellos.
Enviaban los chicos al colegio, pero en cuanto a
hacer los deberes, su madre no se ocupaba y los pibes, si te he visto no me
acuerdo. Si alguna amiga le decía a la
 Mecha  que se preocupara un poco más por  sus hijos y los obligara a estudiar, ella  le contestaba 
_Yo cumplo
con mandarlos al colegio, el resto corre por cuenta de la maestra, que  tiene 
la obligación de enseñarles, para eso le pagan. Además la calle es una
buna escuela ¡si lo sabré yo!
En aquel tiempo, yo era presidente de la  Cooperadora Escolar  y un día
la maestra me llamó para  organizar una fiesta,
llegué justo cuando los chicos terminaban las clases de la mañana..
Parado en la puerta el Colegio, estaba  Don Pancho con los brazos cruzados hacia
atrás, lo que hacía más prominente su enorme 
panza. La maestra  lo había citado
por la mala conducta de uno de los hijos de su pareja.
Una madre  que 
había ido a retirar a su hijo, por cortesía lo saludó, y le pregunto ¿Don
Pancho espera al nene? A lo cual  Don
Pancho muy serio y con mucha tranquilidad le contestó:
_ ¡NO! ¡SOY ASI PANZON  NOMAS!
OTRA
DEL MISMO COLEGIO
Había venido ese año una nueva maestra a la escuela. Se
 hospedaba en una casa de familia desde
el lunes por la mañana hasta el sábado, y temprano regresaba en su coche a su
pueblo; vecino al del colegio,
Los hijos de la Mecha , compañera de Don Pancho, seguían siendo
cada vez más sinvergüenzas y sobre todo eran más los días que alguno  de  los
cuatro faltaban al colegio de lo que los que asistían.
La nueva maestra no los conocía, pero cuando fue comprobando
sus inasistencias y su mala conducta,  creyó 
conveniente llamar a la madre a fin de exponerle el problema. 
Fue la madre , luego de escuchar a la maestra de mala
manera le contestó : _Yo tengo demasiado
trabajo en mi casa, además de  atender el
boliche y los trabajos domésticos , por lo tanto no tengo tiempo para ayudarles
a hacer los deberes, además no entiendo mucho de lo que enseñan  a los niños. Creo que a ustedes,  las maestras,  les pagan para que enseñen 
Dio media vuelta y sin saludar  se fue. Como dije al principio, la maestra se
hospedaba en casa de una  familia,
que  hacía muy poco había traído  a los padres de la esposa de España. Al
mediodía al regresar les contó lo sucedido y la 
mujer española le comentó: 
_Mira
tú, refiero estar en las astas de un toro y no en la lengua de esa señora
Las clases seguían .y la maestra hacía todo lo
posible para que aprendieran algo y tuvieran mejor conducta, pero cualquier
esfuerzo era en vano.
Un día en clase de matemáticas les dijo: 
_ “Hoy vamos a
hacer la clase de manera distinta, vamos a hacer sumas sin escribir. Yo les voy
diciendo a cada uno varios números y ustedes los van sumando mentalmente,  luego me dicen el resultado”
Comenzó con los más adelantados, si se equivocaban,
lo repetía. Como había dejado último a Carlitos, uno de los hijos de la mentada
Mecha, se le ocurrió preguntarle  
_
¿Entendiste Carlitos?  
_ Si
Señorita 
_
Bueno, presto mucha atención: cuando yo salí  para venir al colegio encontré en la puerta 20
centavos, más adelante otros 10 centavos y  al entrar al colegio 20 centavos más
¿Cuánto  tengo?
Carlitos más rápido que un rayo le contestó:
_”LO QUE UD. TIENE SEÑORITA ES UN OJETE BARBARO, YO
PASÉ UN RATO ANTES  Y NO ENCONTRE NADA”
UNA
DE CARNEADAS
Por lo general, en el mes de Agosto, en pleno
invierno, los que se dedican  a engordar
y carnear cerdos para consumo propio para el resto del año , lo hacen en ese
mes, y creo que el dicho de que  “a cada chancho le llega su San  Martín”  se debe a que el día 17 de Agosto en Argentina
se celebra el aniversario de la muerte de San Martín
Había en el campo, donde yo era Mayordomo, una
familia italiana de apellido Bianchi, cosa rara encontrar a italianos en los
tambos, ya que generalmente, ellos se dedicaban  a otras labores  de campo, 
Esta familia la componían el matrimonio de bastante edad,
 tres hijos solteros  y un peón, que hacía muchos años que
trabajaba con ellos.
Siguiendo la tradición de sus ancestros, todos los
años engordaban dos o tres cerdos y luego faenaban y hacían  toda clase de facturas (embutidos) para todo
el año. A los chorizos que consumirían pronto les ponían una proporción de
carne de vaca  y los demás  carne pura de cerdos 
Llegó el mes de Agosto y los Bianchi en familia
comenzaron  con la carneada en sus
diversos pasos,
Entre sus hijos tenían uno a quién todos conocían por  Anyulín, creo que se llamaba  Ángel,  y
hablaba muy mal.
Un domingo por  la tarde, estando  yo en la Estancia , llegó  Anyulín en un caballo en pelo, acercándose
donde yo estaba  me saludó: 
_ Buena
tardes  “sinior”  Tobaldo
_ Buenas tarde Anyulín
_ le respondí _ ¿que te  está pasando a  esta  hora y en 
domingo? _ agregué
_Vengo
a darle una mala noticia _ me
respondió
Creyendo que había pasado algo muy serio le pegunté 
_ ¿Está
alguno enfermo?
_ No
“sinior” Tobaldo, algo “pior” 
Ya más preocupado le vuelvo a preguntar 
_ ¿Qué
pasó?
_”Tabamos
apatando lo ternero y uno gane se quebó” (Estábamos apartando los terneros y uno grande se
quebró)
_ Bueno
Anyulín, no es tan grave. Mañana lo mando al Capataz, lo entablilla y lo
mandamos al lote de  Enfermería  (donde
iban todos los animales  enfermos) 
_”Sinior
Tobaldo no va a ser fata. Sufia tanto que lo regollamos” (Señor Tobaldo, no va a ser falta. Sufría
tanto que lo degollamos)
_ Bueno_  le
dije _ si era tan grande la quebradura
hicieron bien  
Presentí  que
me estaba mintiendo, y que el ternero  no
se había quebrado. Me di cuenta   que
posiblemente llos lo habían degollado para los chorizos: Lo saludé y le deseé
que  le salieran buenos los chorizos. Él
me saludó sonriendo  y como si se hubiera
sacado un peso de  encima, saltó al
caballo y se fue.
Era el último eslabón que faltaba para comprobar lo
que los Bianchi hacían.  
Me fui  al escritorio
y mirando la carpeta del Historial del Tambo, todos los años por una u otra cosa
se les moría un ternero grande a los Bianchi en la época de carneadas, o sea en
agosto, lo cual no era coincidencia. Como decimos en el campo “El diablo andaba entre los choclos”
A la mañana  siguiente,
a primera hora fuimos  con el Capataz hasta
el tambo y  les pedimos ver la osamenta,
y no sabiendo que responder nos confesaron que ellos lo habían matado para
mezclar su carne  con la carne de cerdo.
Se le cobró el ternero. Luego se labró un acta en la Policía  y se les envió un
telegrama  colacionado comunicándole que
fin e mes debería entregar el Tambo. 
A ellos le salió caro el ternero y nosotros no
pudimos probar los chorizos,
 
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